sábado, 23 de junio de 2012

Es importante destacar el papel trascendental de la educación en la formación del perfil productivo de un país, y cómo la cooperación de la empresa en este dinamismo, colaboraría con lograr mayor encadenamiento entre los conocimientos y habilidades que entrega la educación y las necesidades de mano de obra de las empresas. Las iniciativas de fomento de la educación por parte de la empresa, son estrategias que impulsan su competitividad y el desarrollo social, pues las políticas públicas orientadas a mejorar la educación promueven el progreso equitativo en un país.

Durante años, se han hecho esfuerzos públicos y privados para mejorar la educación, sin embargo los resultados son todavía deficientes. La relación empresa - universidad vive hoy una situación que se podría catalogar de “divorcio amistoso”, es decir, ambos necesitan el uno del otro para desempeñarse en sus sectores (educacional y empresarial respectivamente), pero no hay intención de ir más allá en pos de un trabajo conjunto. Las instituciones de educación superior no le han dado la suficiente importancia a la empleabilidad de sus alumnos y cómo educar futuros técnicos y profesionales que aporten nuevas ideas al mercado laboral.

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